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Procrastinar es el arte de dejar para mañana lo que tienes que hacer hoy.
Consiste en aplazar tareas que deben atenderse a favor de otras irrelevantes o más agradables.
Para el Dr.Piers Steel autor del bestseller Procastinación, se han identificado 3 causas principales a esta tan usual tendencia de “dejar para mañana lo que podría hacer hoy”.
Estas son:
¿Cómo mina la expectativa, tu motivación para hacer algo? Por ejemplo, si no tienes claro cómo acometer una tarea o si esta te resulta difícil, es muy probable que la vayas dejando para más adelante.
Si piensas que no conseguirás tener éxito, también es más que probable que te “desinfles” y dejes lo que estás haciendo para más adelante. La poca confianza en ti mismo hace que resulte muy poco motivador emprender una tarea exigente.
Cuanto menos valor tenga para ti una tarea, más difícil te resultará llevarla a cabo.
A la hora de fregar los platos, te pones a ver un programa absurdo en la TV sin siquiera titubear. Lo mismo ocurre cuando sabes que tienes que ir a cambiar el aceite del coche y en lugar de reservar una cita, llamas a tu madre para contarle el último cotilleo que has recibido hoy.
En general todos solemos posponer lo que detestamos hacer. De hecho existe una fuerte conexión entre lo placentero y lo que se emprende sin dilación. Si para ti el aburrimiento es señal de irrelevancia, es muy probable que procrastines en tareas que consideres poco atractivas o plancenteras.
Este es el factor que más se acerca a la causa principal de la procrastinación.
Y es que prácticamente todos los procrastinadores prefieren los pequeños placeres inmediatos, antes que otros mayores pero más lejanos en el tiempo.
Las personas impulsivas responden a este patrón, éstas dan más importancia a las recompensas a corto plazo, que a retribuciones mayores pero que requieren una espera. Y es que tendemos a ver las metas y preocupaciones de mañana de forma abstracta: “hacer ejercicio”, “conseguir un trabajo” son objetivos que invitan a procrastinar.
Algunas personas están genéticamente predispuestas a dejar las cosas para el último momento.
Los investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder han descubierto que algunas personas tienden a picar el anzuelo más que otras cuando se les presenta una tentación o distracción.
Asimismo, algunas personas tienen más probabilidades para desarrollar tendencias impulsivas. Los que actúan de forma impulsiva se distraen fácilmente con las cosas que les resultan más divertidas a corto plazo, haciéndoles posponer sus objetivos a largo plazo para más adelante. Aunque no se garantiza que un procrastinador también sea una persona impulsiva, los investigadores descubrieron que existe una correlación entre estos dos rasgos.
Aunque sabemos que las consecuencias de la procrastinación (esa sensación de pánico, ansiedad y agotamiento) no son nada agradables, el estímulo que nos produce a corto plazo nos hace posponer más las cosas.
Ese estímulo es una pequeña dosis de dopamina que va hacia el cerebro, una sensación de bienestar por medio de una sustancia química producida a raíz de ese hilarante vídeo de gatos, o del test de personalidad tan irrelevante para tu vida y tan entretenido al mismo tiempo.
"Siempre que ocurre algo divertido, segregas dopamina, que modifica las neuronas de tu cerebro, siendo así más probable que repitas ese comportamiento”. "A menudo, la procrastinación es un síntoma, no una causa". Sabemos que el resultado final tendrá efectos negativos, pero ese remedio adictivo a corto plazo gana la mayoría de las veces.
La corteza prefrontal es la parte del cerebro responsable de asimilar la información y tomar decisiones. "Ésta es la parte del cerebro que realmente diferencia a los humanos de los animales, que sólo se controlan por estímulos", explicaba a Real Simple Timothy A. Pychyl, profesor de psicología en la Universidad Carleton.
No obstante, el proceso de toma de decisiones es voluntario. Si no somos conscientes del momento o no estamos concentrados en la tarea que tenemos entre manos, nuestro sistema límbico (una de las regiones dominantes del cerebro, encargada de lo que Pychyl llama "reparación inmediata del estado de ánimo") interviene. El resultado: nos dejamos llevar por lo que más nos agrada, que normalmente es ese impulso de dopamina que acompaña a la procrastinación.
La falta de autocontrol también se relaciona con algunos tipos de procrastinación específicos. Los investigadores de la Universidad de Utrecht acuñaron recientemente el término de "procrastinación a la hora de acostarse" al descubrir que "la gente a la que normalmente le cuesta resistir la tentación y cumplir sus propósitos también suele retrasar el momento de irse a la cama".
La procrastinación a menudo procede de nuestros sentimientos encontrados o negativos hacia alguna tarea en concreto; quizás nos provoca intimidación, miedo al fracaso o falta de pasión. Como consecuencia, lo vemos como algo que hay que quitarse de encima, en lugar de como algo que vamos a experimentar o a lograr.
"Cada vez los psicólogos y expertos en la gestión del tiempo se centran más en una nueva estrategia: ayudar a los procrastinadores a ver cómo sus intentos para cambiar de humor están saboteando sus esfuerzos, para que aprendan a regular sus emociones de manera más productiva", escribía Sue Shellenbarger en el Wall Street Journal a principios de este año. El doctor Pychyl "aconseja a los procrastinadores que lleven a cabo ‘viajes en el tiempo’, proyectándose a sí mismos en el futuro para imaginar las buenas sensaciones que tendrán al haber finalizado una actividad, o lo mal que se sentirán si no lo hacen". Así, aliviarán la ansiedad y la preocupación por el futuro que sufren en su subconsciente.
Le gusta vivir “peligrosamente”.
Solo comienza a trabajar cuando se acercan los plazos.
Cree que es mejor bajo presión pero el resultado final es pobre y plagado de errores.
Márcate fechas fijas y razonables.
Emplea tu energía en gestionar bien los recursos.
Ponte “faltas” por no cumplir las fechas y objetivos.
No se plantea otro objetivo que no sea la perfección…lo que esencialmente imposible.
Se deja llevar por lo que otros piensen de él, dilatando el trabajo hasta estar seguros de que nadie lo puede criticar.
Sé realista.
Márcate objetivos asumibles y realistas que puede asumir y haz lo posible por alcanzarlos.
La perfección es imposible, pero sí puedes aprender de los errores.
Son su peor enemigo y ponen piedras en su camino para dejar de trabajar.
Siempre puede decir que “no ha sido culpa suya” reafirmando así su propia dejadez.
Planifica posibles obstáculos.
Haz una lista de las posibles dificultades que te puedas encontrar y piensa en contramedidas.
“Si miro el facebook, entonces…”.
Les gusta meter la cabeza en la arena e ignorar las tareas y las responsabilidades.
Si no toman decisiones seguro que no se les podrá juzgar por ellas.
Presta atención cuando “te hablas a ti mismo”.
Cambia tu lenguaje: en vez de “no puedo ” di “lo haré”.
¿Cuántas decisiones tienen entre manos?para cuando se las quieran plantear ya será demasiado tarde.
Por ello piensan que es mejor ni pensarlo y que las tomen otros por ellos.
Desmenuza las grandes tareas.
Gestiona las grandes tareas primero, desmenuzándolas en pequeñas que sean asumibles.
Dedica y organiza pequeñas porciones de tiempo para potenciar tu trabajo.
Los primeros minutos de cualquier tarea son los más duros. Si consigue ponerse, habrá conseguido vencer en gran medida la tendencia a procrastinar.
El cerebro odia dejar las cosas a medias.
Un proyecto grande y complejo puede resultar abrumador. Al dividirlo en pequeñas tareas consigues ver claro el camino y la resistencia a enfrentarte a él disminuye.
Mientras la tarea parezca grande, nuestro cerebro la hará más grande todavía. Su misión es trocear esa tarea en pedazos tan pequeños, que no pueda inventarse que es una montaña.
¿Qué ocurriría si dejamos ese trabajo a medias? y ¿Cuáles son los beneficios que obtendríamos si la terminamos?
Otra fuerte motivación para terminar nuestra tarea, es examinar las consecuencias que tendría el no terminarla. ¿Qué ocurriría si dejamos ese trabajo a medias? y los beneficios que obtendríamos si la terminamos.
Cierra tu correo electrónico, desactiva todas las notificaciones de las redes sociales en las que participas, pon tu smartphone en silencio. Evita todo lo que te puede distraer.
Ponte en la línea de fuego.
Adquiere compromisos que tengan consecuencias reales si no haces las cosas.
Si se trata de un reto importante, hazlo público, compártelo con alguien.
Habla de ello con tu familia y con tus amigos, publícalo en tus redes sociales, en tu blog… Te sentirás responsable y comprometido, y te costará aplazar el trabajo.
Celebra los pequeños logros.
Motívate pensando en lo que harás después de hacer LAS TAREAS—algo que realmente te apetezca, te relaje y no suponga ningún esfuerzo. Define tus propios incentivos.
Empiezas el lunes sí pero… ¿qué lunes? Deja de poner excusas.
La procrastinación puede causar que los individuos se enfoquen y esto es debido a que sus espaldas están pegadas a la pared. La misma atención al detalle es posible aunque no estés presionado. Aprender cómo alcanzar voluntariamente un estado de flujo requiere tiempo y esfuerzo, pero es el secreto de la productividad. Los procrastinadores necesitan darse cuenta que es posible concentrarse sin la motivación del pánico por las fechas límite, esto toma práctica.
Sustituye los “tengo que” por “elijo o quiero…”.
Expresa las acciones de forma clara, concisa y motivadora. Las palabras importan cuando te enfrentas a una nueva tarea.
Es importante que trabajes en tus mejores momentos.
Si estás agotado o de mal humor, tus probabilidades de procrastinar aumentan considerablemente. Para tener una mejor actitud, descansa lo suficiente, controla tu nutrición y haz ejercicio.
Consiste en trabajar por objetivos pequeños y realizables, consistente en dividir las tareas grandes en pequeñas y puntuales de unos 20 minutos para empezar. El periodo no debe ser inferior a 5 minutos, ni mayor de 60.
“Si tu mente está vacía, está siempre preparada para lo que sea; está abierta a todo” — Shunryu Suzuki.
(*) ¿En qué categorías encajará el trabajo del futuro, que yo lo tenemos con nosotros?, y más con la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA), y nuevas generaciones de robots “inteligentes”.
1. Procrastinar es el arte de dejar para mañana lo que tienes que hacer hoy. Consiste en aplazar tareas que deben atenderse a favor de otras irrelevantes o más agradables.
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2. Si piensas que no conseguirás tener éxito, es más que probable que lo consigas.
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3. El tiempo es el factor que menos se acerca a la causa principal de la procrastinación.
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4. Cuanto menos valor tenga para ti una tarea, más difícil te resultará llevarla a cabo.
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5. Al procrastinador temerario le gusta vivir "peligrosamente".
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6. El procrastinador perfeccionista no se plantea otro objetivo que no sea la perfección, pudiendo ésta alcanzarse siempre.
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7. El procrastinador auto saboteador es su peor enemigo y se pone trabas continuamente para dejar de trabajar.
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8. Una clave para dejar de procrastinar radica en intentar dejar las cosas a medias.
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9. Los primeros minutos de cualquier tarea son los más duros. Si consigue ponerse, habrá conseguido vencer en gran medida la tendencia a procrastinar.
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10. Una de las fuentes de la procrastinación es el aburrimiento, por lo que debes entretenerte siempre en la medida de lo posible.
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Debe acertar el 60% de las preguntas para superar el test
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Fallos |
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Porcentaje obtenido: 0% TEST NO SUPERADO TEST SUPERADO |
¿Necesitas tiempo para hacer lo que realmente te gusta?, ¿Al final del día te encuentras que te faltan horas para acabar todos tus tareas?, ¿Te encuentras sin energía para realizar lo que te motiva?. No necesitas más horas, ni un reloj mágico, lo que necesitas es una brújula para saber elegir mejor.
Si sabes como funciona el cerebro, sabrás que a este le encanta distraerse. Necesitamos focalizar la atención y eliminar distracciones. Fácil decirlo, pero ¿cómo lo conseguiremos?.
Hay quien dice que dominar el tiempo es como dominar el viento, imposible. Otros, un poco menos pesimistas, sostienen que la buena administración del tiempo depende, sobre todo, de actitudes. Más que de conocimientos y técnicas, que es lo que se suele aprender en cursos de formación.
Nuestro curso de Capacidad de Organización y Planificación, de una forma práctica y realista, ayudará al participante a encontrar respuestas válidas en su caso y a poner en marcha acciones concretas para conseguir los objetivos que se plantee con sus 24 horas.
Una formación en administración del tiempo, para que sea útil, debe aportar técnicas y proporcionar herramientas, pero también debería generar actitudes y hábitos (lo que haces y cómo lo haces) en el participante que le posibiliten realmente introducir cambios en su actual del tiempo.
Al finalizar el curso, el participante será capaz de:
Bloque I: Bienvenida
Lección 1: El valor del Tiempo
Lección 2: Principios Universales
Bloque II: No es el tiempo, eres tú
Lección 3: Mi relación con el tiempo
Bloque III: Métodos de productividad
Lección 4: Getting Things Done
Lección 5: Zen To Do
Lección 6: Técnica Pomodoro
Lección 7: Método Kanban
Bloque IV: Aprende a Planificar y Priorizar
Lección 8: Planificar y Priorizar
Lección 9: Deja de aplazar las cosas
Bloque V: Protégete de los Ladrones de Tiempo
Lección 10: Mail
Lección 11: Teléfono
Lección 12: Mi espacio de trabajo
Lección 13: Mis hábitos
Lección 14: Gestión de interrupciones: Respeta tu concentr-atención
Bloque VI: Mi Plan de Acción
Lección 15: ¿Y ahora qué? Llegó la hora de ponerse manos a la obra
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Hazlo ahora: Supera la procrastinacion y saca provecho de tu tiempo libre
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Gtd práctico: ¿Quieres mejorar tu productividad rápidamente? (Asciende a otro nivel: Desarrolla tus Habilidades Directivas nº 13)
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