La evaluación
Consiste en la verificación de la novedad de los resultados de la investigación, de su carácter de verdadera invención, y de su posibilidad de protección, sea mediante patente, o por otras vías, condición indispensable en la mayoría de los casos para poder iniciar el proceso de transferencia.
La valorización
Consiste en la realización de un conjunto de procesos dirigidos a aportar valor a los resultados de la investigación o a la tecnología objeto de transferencia, con el fin de verificar si cumple los requisitos para su traslado de manera efectiva al mercado.
En esta etapa se incrementa el interés de las empresas por la invención y/o tecnología a transferir, pues se reduce la incertidumbre en cuanto a sus posibilidades reales de aplicación e industrialización.
Globalmente, este conjunto de procesos reciben el nombre genérico de “prueba de concepto”. De hecho, esta etapa se corresponde en gran medida con la “D” de la I+D, es decir con la etapa de desarrollo.
La comercialización
Es decir, la cesión, transmisión y/o venta de la tecnología a la empresa cliente que, en caso de encontrarse y de llegar a un acuerdo con ella, será la responsable de llevarla al mercado, en forma de un producto o servicio concreto, dando lugar a la generación de innovación y culminando el proceso de transferencia.