La transferencia de tecnología basada en el “science push” está centrada alrededor de la protección de los resultados de la investigación, por el cual se transforma el nuevo conocimiento generado en un bien susceptible de ser transaccionado como cualquier otro producto “físico”.

Mientras que en la trasferencia de tecnología vía investigación por contrato, el conocimiento que se transfiere puede ser tanto de tipo explicito, como tácito, y es inherente a las personas del equipo de

investigación que participan en él, en el caso del “science push” el valor de la transferencia reside en que el conocimiento a transferir está plenamente codificado y, a través de su protección, se procura que aumente su atractivo para los posibles interesados.